Alfonso Rodrigo Oraá
Hospital de Día de Adicciones de Manuene. Bizkaia
Email de correspondencia: rodrigojoaquin.oraagil@osakidetza.eus
Aunque las profesiones de los cuidados no son las únicas afectadas de forma muy notable por la pandemia COVID, esta situación ha causado una exposición particular, que ha añadido intensidad a los estresores habituales. Conociendo los riesgos psicosociales para la profesión a partir de pandemias previas, se desarrollaron campañas preventivas, con recomendaciones para los profesionales, y programas de apoyo emocional. La situación pandémica no ha finalizado, falta tiempo aún para recuperarse emocionalmente, y es recomendable hacer presentes las dificultades y tensiones presentes en los profesionales y los equipos para poder construir una narrativa de reparación. Valorar adecuadamente las profesiones de los cuidados, fortalecer las estructuras y fomentar el cuidado de la salud mental, evitando el estigma asociado, facilitará afrontar con más preparación próximas crisis.
AFECTACIÓN A LA SALUD MENTAL DE LOS PROFESIONALES POR EL COVID
La exposición al padecimiento de las personas está asociada a una mayor presencia de estrés emocional en los profesionales de los cuidados. En 2019 la OMS reconoció oficialmente al “síndrome de estar quemado” o burnout como una problemática o fenómeno asociado al trabajo, tras la revisión decimoprimera de la CIE que entrará en vigor el 1 de enero de 2022.
La pandemia COVID-19 (SARS-CoV-2) ha tenido un gran impacto en los profesionales. Son muchos los estudios que con diferentes escalas han evaluado la afectación que ha supuesto para los profesionales los efectos de la pandemia.
En nuestro entorno1,2 las cifras de depresión, ansiedad e insomnio han sido muy elevadas. Especialmente en las mujeres que trabajaban más directamente en contacto con población COVID y en quienes convivían con personas vulnerables. Factores que han podido contribuir a ello es el elevado número de profesionales que describen haber trabajado en servicios diferentes al habitual y la sensación de medidas de protección insuficiente, ante el estrés de material.
También el denominado “daño moral”, secundario entre otras cuestiones a las tensiones éticas derivadas del desborde del sistema sanitario, las incertidumbre y cambios de protocolos frecuentes, que causaban desacuerdos con las direcciones, la exposición al desconsuelo de las familias que no podían acompañar y ayudar, etc.
Por otra parte, muchas de las estrategias de afrontamiento del estrés laboral –ejercicio, ocio, relaciones sociales… –, que habitualmente ayudan a alcanzar un equilibrio, también se han visto limitadas.
CAMPAÑAS PREVENTIVAS Y PROGRAMAS DE APOYO EMOCIONAL
Esta afectación era conocida a partir de crisis previas y desde el inicio se desarrollaron campañas preventivas, recomendando vigilar los estados emocionales propios, permitiéndose pedir ayuda, cuidar la alimentación y el descanso necesarios, establecer límites entre lo laboral y lo personal, desconectar de las noticias relacionadas con el COVID, ventilar afectivamente con compañeros, amistades y familiares, no descuidar el ocio, mantener un lenguaje constructivo, evitando pesimismos y recordando que la pandemia finalizará3.
Desde los servicios de psiquiatría, además de reflexionar cómo abordar las necesidades de salud mental de la población, y de los pacientes que ya seguían tratamientos, se diseñaron programas de apoyo a los profesionales, con entrevistas personales o sesiones con pequeños grupos y técnicas de relajación como mindfulness.
Los datos disponibles en Osakidetza4 de las intervenciones realizadas entre el 12 de marzo y el 31 de mayo muestran que 469 profesionales recibieron apoyo individual, con una distribución irregular en las distintas organizaciones. El 88% de las profesionales que lo demandaron fueron mujeres, siendo hasta el 80% de entornos hospitalarios, y relatando principalmente reacciones al estrés y ansiedad. La mayor parte de las demandas se resolvieron con intervenciones breves y tan solo el 7% requirió derivación a Salud Mental, cifra que se corresponde aproximadamente con el hecho de que el 9% de las demandas eran descompensaciones de cuadros previos.
Dirigidas a las personas con una actividad COVID más directa, se realizaron intervenciones en crisis consistentes en momentos de Mindfulness previos y posteriores. Un ejemplo son las descritas por Beatriz Rodriguez-Vega y cols.5 en el Hospital Universitario La Paz, donde pudieron llegar hasta el 14% de los profesionales del hospital. Los datos disponibles muestran que aunque para la introducción sistemática será necesario profundizar en el diseño y desarrollo, estas intervenciones son factibles, seguras y muy bien valoradas por los profesionales.
ESTADO ACTUAL Y REFLEXIONES
En el momento de redactar estas líneas las exitosas campañas de vacunación han permitido reducir de forma muy notable los casos, limitar la ocupación de los servicios y retomar con mayor normalidad la actividad. Sin embargo, aún no se ha regresado a la situación previa y quizás no sea sencillo tras más de año y medio de actividades atípicas en muchos entornos. Es un buen momento para hacer presentes y poner en común los estados mentales y que los equipos puedan desarrollar narrativas que permitan reparaciones. Dedicar tiempos específicos contribuirá favorablemente.
El desgaste afecta especialmente a personas comprometidas profesionalmente, como son habitualmente los sanitarios. No siempre es fácil reconocer las limitaciones y el estigma asociado a la salud mental puede complicarlo. Reforzar la prevención,y en el momento actual campañas como “no somos héroes”6 pueden contribuir a este proceso. Valorar adecuadamente la actividad profesional de los cuidados, además de reforzar las estructuras que ya con anterioridad a la crisis se habían visto afectadas, también ayudarán a afrontar con mayores garantías el futuro.
REFERENCIAS
1. Impacto psicológico de la COVID-19 en una muestra de profesionales sanitarios españoles. Dosil-Santamaría M, Ozamiz-Etxebarria N, Redondo Rodríguez I, Jaureguizar Alboniga-Mayor J y Picaza Gorrotxategi M. Rev Psiquiatr Salud Ment (Engl Ed). 2021 Apr-Jun;14(2):106-112
2. Evaluation of the mental health of health professionals in the COVID-19 era. What mental health conditions are our health care workers facing in the new wave of coronavirus? Martin J, Padierna A, Villanueva A, Quintana JM. Int J Clin Pract. 2021 Oct;75(10):e14607.
3. Cuidando la Salud Mental del Personal Sanitario. Sociedad Española de Psiquiatría. Disponible en http://www.sepsiq.org/file/InformacionSM/SEP%20COVID19-Salud%20Mental%20personal%20sanitario.pdf
4. Programa de apoyo emocional a pacientes, familiares y profesionales afectados por COVID. Actuación de Servicios de Psiquiatría y Redes de Salud Mental. Osakidetza. Datos no publicados.
5. Implementation of a Mindfulness-Based Crisis Intervention for Frontline Healthcare Workers During the COVID-19 Outbreak in a Public General Hospital in Madrid, Spain. Rodriguez-Vega B, Palao Á, Muñoz-Sanjose A y cols. Front Psychiatry. 2020 Oct 30;11:562578.
6. Campaña de agradecimiento a profesionales de Osakidetza durante la pandemia. https://www.euskadi.eus/campana-de-agradecimiento-a-profesionales-de-osakidetza-durante-la-pandemia/web01-a2korona/es/
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