Jordi Baroja
L’Associació Drets Sexuals i Reproductius / CJAS
Correo de contacto: jbaroja@lassociacio.org
Resumen
El aumento de las infecciones de transmisión sexual (ITS) en adolescentes y jóvenes en España refleja un fenómeno complejo, influido por factores sanitarios, sociales y culturales. Aunque parte del incremento puede interpretarse como un éxito de las políticas de salud pública —mayor acceso a pruebas, mejor vigilancia epidemiológica y más conciencia sobre la salud sexual—, también revela déficits persistentes, como la falta de educación sexual integral y las dificultades del sistema sanitario para atender de forma cercana y accesible a la población joven.
El artículo propone superar el enfoque tradicional adultista y basado en el miedo, el estigma o la culpabilización, y avanzar hacia una prevención combinada que fomente el autocuidado, el consentimiento y la toma de decisiones informadas superando el marco del VIH. También es importante integrar el cribado regular de ITS como práctica de salud preventiva y adaptar los servicios a las necesidades reales de los jóvenes. En definitiva, plantear soluciones alternativas a las habituales desde otro paradigma que acerque la respuesta a una mirada salubrista desde los derechos y la evidencia y no tanto desde el pánico moral y social.
Abstract
The rise in sexually transmitted infections (STIs) among adolescents and young people in Spain reflects a complex phenomenon influenced by health, social, and cultural factors. Although part of this increase can be interpreted as a success of public health policies—greater access to testing, improved epidemiological surveillance, and heightened awareness of sexual health—it also reveals persistent shortcomings, such as the lack of comprehensive sexuality education and the health system’s limited capacity to provide youth-friendly and accessible care.
The article calls for moving beyond the traditional, adult-centric approach rooted in fear, stigma, and blame, and toward a combined prevention model that promotes self-care, consent, and informed decision-making, while transcending the HIV-centered framework. It also emphasizes the need to integrate regular STI screening as a preventive health practice and to adapt health services to the real needs of young people. Ultimately, it argues for alternative solutions built on a public health paradigm grounded in rights and evidence, rather than on moral or social panic.
Contexto
Los datos muestran algo que es de dominio público en población adolescente y joven, que algunas ITS como clamidia y gonorrea han aumentado de manera notoria y constante en los últimos años[i]. Según el Informe de Vigilancia Epidemiológica de las ITS en España 2023, uno de cada cuatro diagnósticos de gonorrea se produjo en menores de 25 años. Y entre 2016 y 2023, la tendencia en mujeres jóvenes (20-24 años) fue de un incremento medio anual del 31,6 % .
Por su parte la clamidia es la ITS más frecuente entre jóvenes. En 2023, el 35,8 % de los casos se dio en menores de 25 años, con tasas de 387,72 por 100.000 hab. en 20-24 años y 230,70 por 100.000 hab. en 15-19 años. Desde 2016, la incidencia en el grupo de 15-19 años aumentó un 16,7 % anual medio, lo que confirma una tendencia ascendente continuada.
La sífilis afecta en menor medida a la población joven pero también en aumento. En 2023, el 11,6 % de los casos correspondió a menores de 25 años. Las mayores tasas se registraron entre 20-24 años (42,63 por 100.000 hab.), con aumentos anuales medios del 23,4 % en mujeres de 20-24 años y del 19,7 % en mujeres de 25-34 años (2016-2023).
Esa tendencia al alza con relación a la detección de ITS en población joven no es un fenómeno exclusivamente estatal y también se ha observado dicha tendencia en muchos países de nuestro contexto.[ii]
Una de las explicaciones a este aumento según muchos medios y varios profesionales sería “que la gente joven utiliza menos el preservativo porque se ha perdido el miedo a las ITS y al VIH”. Sólo hace falta tirar de hemeroteca para ver con qué frecuencia se realiza este análisis. Y si bien es cierto que adolescentes y jóvenes son el grupo poblacional que más utiliza el preservativo[iii] también parece observarse una tendencia decreciente en el uso del mismo, de nuevo no sólo en España sino en otros contextos.[iv]
No obstante, explicar el incremento de las ITS entre adolescentes y jóvenes en los últimos años como una cuestión de desacierto de políticas o bien de menor utilización del preservativo -sobreresponsabilizando a la población joven- resulta una lectura demasiado simple.
Podríamos decir que el aumento de ITS es una consecuencia no deseada de elementos objetivamente positivos, y es que el éxito de políticas públicas de salud puede explicar parcial y paradójicamente dicho incremento. Cualquier política que afecte la salud sexual tiene un impacto en otras como vasos comunicantes. Y aquí podemos citar la mejora en la accesibilidad de pruebas de detección y el avance en los sistemas de vigilancia epidemiológica. Pero también otros elementos que pueden explicar una disminución en el uso del preservativo como la ampliación de la oferta de anticoncepción de larga duración (DIU o implante) así como de la pastilla postcoital en esta población. Y por supuesto el mantener las nuevas infecciones de VIH estables con los tratamientos antirretrovirales y con la gradual implementación -aunque insuficiente- de los programas de la PrEP. En definitiva, si partimos de la idea que la población joven ha relajado el uso del preservativo por la disminución de la percepción de riesgo, esta sería -desde luego- una consecuencia no deseable de algo positivo y es que las ITS más comunes son bacterianas, tratables y con pocas complicaciones graves cuando se detectan a tiempo. Digamos que la población joven podría estar recalibrando sus pautas de cuidado según el contexto que les ha tocado vivir, algo que parece sensato.
Y en el otro lado de la moneda el aumento de ITS también puede ser una consecuencia no deseada de elementos negativos y todavía no resueltos. Y aquí situemos en el centro la ausencia de educación sexual integral en el sistema educativo, que sigue siendo uno de los principales factores que contribuye a la desinformación entre la población adolescente y joven. Esta carencia deja a adolescentes y jóvenes expuestos a información que a menudo proviene de fuentes poco confiables.
Además, los servicios de salud siguen enfrentando dificultades para integrar y atraer a esta población, principalmente adolescentes y periodo de primera juventud, de manera efectiva. A esto se suma el marco patriarcal que sigue influyendo en la manera en que los jóvenes se relacionan, todavía situando en el centro prácticas coitocéntricas y manteniendo dinámicas de control, que son el caldo de cultivo para las violencias sexuales de todo tipo incluyendo por ejemplo las dificultades para la negociación de método de protección.
[i]. Instituto de Salud Carlos III. Vigilancia epidemiológica de las infecciones de transmisión sexual, 1995–2023. Madrid: CNE-ISCIII; 2024. Disponible en: https://cne.isciii.es/documents/d/cne/vigilancia_its_1995_2023-2 (consulta octubre 2025)
[ii]. European Centre for Disease Prevention and Control (ECDC). STI cases continue to rise across Europe. Stockholm: ECDC; 2024. Disponible en: https://www.ecdc.europa.eu/en/news-events/sti-cases-continue-rise-across-europe (consulta octubre 2025)
[iii]. Sociedad Española de Contracepción. Encuesta de Anticoncepción en España 2024. Madrid: Sociedad Española de Contracepción; 2024. Disponble en: https://hosting.sec.es/encuesta/Encuesta_Anticoncepcion_2024.pdf (consulta octubre 2025)
[iv]. World Health Organization (WHO). Alarming decline in adolescent condom use and increased risk of sexually transmitted infections and unintended pregnancies: new WHO report. Geneva: WHO; 2024 Aug 29. Disponible en: https://www.who.int/europe/news/item/29-08-2024-alarming-decline-in-adolescent-condom-use (consulta octubre 2025)
(Continua…)
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