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Prevención y diagnóstico precoz de las neoplasias para mejorar la supervivencia

Editorial

Autora: Concha Amador
Hospital Marina Baixa. Villajoyosa. Alicante.
E-mail de correspondencia: amador_con@gva.es

Desde hace algunos años, múltiples estudios epidemiológicos han demostrado que se ha producido un incremento de la patología tumoral en las personas que viven con VIH (PVVIH). Existe una incidencia superior a la de la población general sobre todo en tumores relacionados con infecciones víricas, como son el hepatocarcinoma, el carcinoma anal, los tumores de nasofaringe y el linfoma de Hodgkin y también de las neoplasias asociadas al tabaco como el cáncer de pulmón, laringe, vejiga y el cáncer gástrico. Por el contrario, los tumores hormono-dependientes como el de próstata o de mama tienen una menor frecuencia de la esperada[1]. Este incremento se ha relacionado con diversos factores entre los que destacan, una edad más avanzada, infecciones virales, hábitos tóxicos como el consumo de alcohol y de tabaco y el deterioro inmunológico, medido por los niveles de linfocitos CD4, fundamentalmente por el nadir y el cociente de linfocitos CD4/CD8[1-4].

En comparación con la población general, las neoplasias en las PVVIH suelen aparecer en personas más jóvenes, tienen presentaciones clínicas atípicas, se diagnostican en estadios avanzados y tienen una elevada la mortalidad[5-7]. Estos aspectos resaltan la importancia de realizar un diagnóstico en fase preclínica y poder proporcionar un tratamiento precoz efectivo que consiga mejorar el pronóstico y aumentar la supervivencia. Las estrategias terapéuticas no son distintas a las utilizadas en la población general. Es preciso un abordaje multidisciplinar y prestar especial atención a las posibles interacciones farmacológicas que pudieran producirse con el tratamiento antirretroviral.

La mayor incidencia y agresividad con las que se presentan algunos tumores en PVVIH, hacen necesario que se diseñen estrategias óptimas de prevención y de cribado. En la Revista Multidisciplinar del Sida, la Dra. Eulalia Valencia, junto con el grupo de estudio de Gesida realiza una completa revisión y actualización de las medidas de prevención y diagnóstico precoz del cáncer en población con VIH con recomendaciones sobre hábitos saludables, vacunaciones y algoritmos diagnósticos en los que se incluyen la realización de pruebas diagnosticas que han demostrado ser costes eficaces[8].

Los beneficios de los hábitos de vida saludables son indiscutibles y, sin embargo, a pesar de las campañas sanitarias y de la normativa vigente frente al consumo de tabaco, la prevalencia del tabaquismo en PVVIH continúa siendo muy elevada[9]. Abandonar el tabaco no solo incide en el cáncer de pulmón, hasta 13 veces superior en los fumadores VIH con carga viral indetectable frente a los no fumadores, sino que además disminuye el riesgo de otros tumores y de enfermedad cardiovascular[10].

No se debe olvidar que las PVVIH, que reciben un tratamiento eficaz, pueden perder más años de vida por fumar que por el propio VIH y este incremento de mortalidad se acentúa con la edad, por lo que se deben priorizar las intervenciones sobre el tabaquismo[11]. Así, en las visitas de seguimiento, además de insistir en la adherencia al tratamiento antirretroviral, no hay que olvidar el hacer hincapié sobre los efectos del tabaco y ofrecer ayuda apropiada a las personas que deseen dejar de fumar.

En la prevención de las neoplasias relacionadas con infecciones virales, además de la utilización de preservativos, es fundamental la implementación de la vacunación frente a virus de hepatitis A y B, así como la vacuna de VPH que deberá ofrecerse a todas las personas menores de 26 años e idealmente antes del inicio de relaciones sexuales. El éxito de los programas de vacunación está en conseguir elevadas tasas de cumplimiento tanto en mujeres como en hombres. En países como Australia, donde hay una elevada cobertura de la vacuna VPH en niños, se estima que además de la disminución del carcinoma de cérvix y de las verrugas genitales, se conseguirá una reducción muy significativa del carcinoma anal, aunque por la edad media de presentación de estos tumores, se precisaran décadas para objetivarlo[12].

Con respecto al diagnóstico precoz de las neoplasias además de contar con los programas de cribado poblacionales que ofrecen las Comunidades Autónomas, hay que realizar un cribado más selectivo a las personas de alto riesgo y además considerar la estrategia de lo que se denomina cribado oportunista, que significa que se indica de manera individualizada cuando se contacta con el médico.

En los cribados masivos se han incluido las neoplasias de mayor incidencia como es el carcinoma de mama, con la recomendación de autoexploración y realización de mamografías periódicas y el despistaje de carcinoma de colon con la determinación de sangre oculta en heces a partir de los 50 años o seguimiento específico en las personas con mayor riesgo. En este grupo también se incluyen los tumores de próstata o cérvix.

En el caso de las PVVIH, como ya se ha mencionado, hay que considerar que existe un riesgo más elevado. Las revisiones ginecológicas deben planificarse con una periodicidad más frecuente, determinada por la situación de inmunodepresión y por la existencia de lesiones. El despistaje del carcinoma anal precisa de la realización de citologías y anuscopias, en las unidades dónde se disponga de la estructura y experiencia adecuadas, o bien de la inclusión del tacto rectal como exploración rutinaria, al menos una vez al año. El objetivo de estas actuaciones es poder realizar un tratamiento precoz de lesiones precancerosas y carcinomas en estadios iniciales.

Con respecto al cribado de la hepatocarcinoma y el carcinoma de pulmón hay que resaltar la realización de técnicas radiológicas periódicas en las personas con factores de riesgo.

Es necesario conocer el impacto que estas recomendaciones tendrán sobre la morbimortalidad en el futuro, aunque puede resultar difícil contar indicadores, así como con registros de tumores y de mortalidad adecuados.

La inclusión de este articulo especial elaborado por un Comité de expertos de GESIDA en la revista multidisciplinar de Seisida, da comienzo a la publicación de un nuevo tipo de artículos de consenso, recomendaciones de expertos, guías, etc., que de acuerdo a la normativa de la revista, el comité editorial podrá incluirlos dentro de los apartados “otras secciones” o bien como “artículos especiales”. El objetivo es generar interés y proporcionar conocimientos a un amplio espectro de lectores.

En esta ocasión se debe resaltar la importancia de difundir e implementar esta guía de prevención y despistaje de tumores. El éxito de los programas de salud, de vacunación, así como de cribado dependen de garantizar una alta cobertura, de ofrecer una información clara y de calidad a la población y de conseguir una buena aceptación y participación de la comunidad a la que van dirigidos.

BIBLIOGRAFÍA

 1. Shiels MS, Cole SR, Kirk GD, Poole C. A meta-analysis of the incidence of non-AIDS cancers in HIV-infected individuals. J Acquir Immune Defic Syndr. 2009; 52:611-22.

2. Shiels MS, Pfeiffer RM, Gail MH, Hall HI, Li J, Chaturvedi AK, et al. Cancer burden in the HIV-infected population in the United States. J Natl Cancer Inst. 2011; 103:753-62.

3. Worm SW, Bower M, Reiss P, Bonnet F, Law M, Fatkenheuer G, et al. Non-AIDS defining cancers in the D:A:D Study–time trends and predictors of survival: a cohort study. BMC Infect Dis. 2013; 13:471.

4. Castilho JL, Turner M, Shepherd BE, Koethe JR, Furukawa SS, Bofill CE, et al. CD4/CD8 ratio and CD4 nadir predict mortality following non-communicable disease diagnosis in adults living with HIV. AIDS Res Hum Retroviruses. 2019; 35:960-7.

5. Rodriguez Arrondo F, von Wichmann MA, Camino X, Goenaga MA, Ibarguren M, Azcune H, et al. A case-control study of non-AIDS-defining cancers in a prospective cohort of HIV-infected patients. Med Clin (Barc). 2018; 150:291-6.

6. Coghill AE, Pfeiffer RM, Shiels MS, Engels EA. Excess mortality among HIV-infected individuals with cancer in the United States. Cancer Epidemiol Biomarkers Prev. 2017; 26:1027-33.

7. Sigel K, Wisnivesky J, Gordon K, Dubrow R, Justice A, Brown ST, et al. HIV as an independent risk factor for incident lung cancer. AIDS 2012; 26:1017-5.

8. Valencia E. Medidas de prevención y diagnóstico precoz del cáncer en población con VIH. Disponible en: https://www.revistamultidisciplinardelsida.com/medidas-de-prevencion-y-diagnostico-precoz-del-cancer-en-poblacion-con-vih/ (consulta agosto 2019).

9. Mdodo R, Frazier EL, Dube SR, Mattson CL, Sutton MY, Brooks JT, et al. Cigarette smoking prevalence among adults with HIV compared with the general adult population in the United States: cross-sectional surveys. Ann Intern Med. 2015; 162:335-44.

10. Reddy KP, Kong CY, Hyle EP, Baggett TP, Huang M, Parker RA, et al. Lung cancer mortality associated with smoking and smoking cessation among people living with HIV in the United States. JAMA Intern Med. 2017; 177:1613-21.

11. Helleberg M, May MT, Ingle SM, Dabis F, Reiss P, Fatkenheuer G, et al. Smoking and life expectancy among HIV-infected individuals on antiretroviral therapy in Europe and North America. AIDS 2015; 29:221-9.

12. Patel C, Brotherton JM, Pillsbury A, Jayasinghe S, Donovan B, Macartney K, et al. The impact of 10 years of human papillomavirus (HPV) vaccination in Australia: what additional disease burden will a nonavalent vaccine prevent? Euro Surveill. 2018; 23(41). Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6194907/ (consulta agosto 2019).

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