Asier Orcajo
Biskaisida
Correo de correspondencia: saludcomunitaria@bizkaisida.com
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OBJETIVOS
Este artículo tiene como objetivo principal describir cómo, en Bizkaisida, se busca incluir los principios de la Medicina Comunitaria y el abordaje de los Determinantes Sociales de la Salud (DSS) para la atención de personas vulnerables al VIH. Se persiguen tres objetivos específicos: primero, revisar los aspectos comunitarios de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria (AFyC) como marco de referencia para la acción; segundo, analizar cómo los DSS, bajo un paradigma de interseccionalidad, configuran la vulnerabilidad epidemiológica; y tercero, exponer los resultados de una intervención concreta dirigida a eliminar las barreras de acceso al sistema sanitario público, identificado como un DSS crítico.
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DESCRIPCIÓN
2.1. El fundamento de la Medicina Comunitaria en la atención al VIH
La Medicina Familiar y Comunitaria no es sólo una especialidad clínica, sino también una disciplina con una vocación poblacional y comunitaria explícita. El programa formativo de la especialidad [1] incluye en su definición la participación basada en activos de la propia comunidad y la focalización en los grupos con más vulnerabilidad. Esto implica la identificación de colectivos en riesgo y el desarrollo de intervenciones de promoción y prevención de la salud en el ámbito comunitario y no exclusivamente en los centros sanitarios.
Desde esta perspectiva, la respuesta al VIH no puede circunscribirse al espacio de la consulta. La Medicina Comunitaria lleva a les profesionales a comprender el contexto social, económico y cultural de sus pacientes y a colaborar con los recursos del territorio. En este marco, entidades como Bizkaisida actúan como agentes comunitarios de salud, actuando en los espacios donde viven y se relacionan las personas y donde no llega el sistema sanitario, facilitando un modelo de atención biopsicosocial.
2.2. Determinantes Sociales de la Salud (DSS) e Interseccionalidad
Los DSS —condiciones económicas, sociales, ambientales y políticas— son los principales condicionantes de las inequidades en salud [2]. En el VIH, factores como la pobreza, el estatus migratorio, el nivel educativo, el estigma, la homofobia, la transfobia y la violencia de género operan como causas estructurales de la epidemia, condicionando tanto el riesgo de infección como la calidad de vida tras el diagnóstico [3].
La interseccionalidad permite comprender que estas categorías de desigualdad no actúan de forma aislada, sino que se solapan y potencian mutuamente. La vulnerabilidad de una persona migrante, trans y trabajadora sexual no es la suma de tres factores, sino el resultado de una experiencia única de opresión que genera un impacto concreto sobre su salud; entendida no sólo como ausencia de enfermedad sino como un estado de completo bienestar físico, mental y social.
2.3. Experiencia de Intervención: El sistema sanitario como DSS clave
Bizkaisida identificó el propio sistema sanitario como un DSS sobre el que era prioritario actuar. Para muchas personas en situación vulnerable, el acceso a la atención es un proceso plagado de obstáculos, que pueden clasificarse en:
- Barreras administrativas: Derivadas de la complejidad burocrática para obtener la tarjeta sanitaria, especialmente para personas en situación administrativa irregular o con inseguridad residencial. Los requisitos de empadronamiento y el irregular conocimiento del personal administrativo sobre el derecho al acceso son, en numerosas ocasiones, una denegación del derecho a la salud.
- Barreras actitudinales: Relacionadas con el estigma y la discriminación internalizados en el propio sistema y sus profesionales. Se manifiestan en actitudes de juicio, falta de confidencialidad, uso de lenguaje discriminador, una escasa competencia cultural para atender la diversidad y el uso de protecciones innecesarias para atender a una persona seropositiva. Esto genera desconfianza y aleja a las personas de los servicios.
La intervención de Bizkaisida se centra en una intervención multisectorial y con perspectiva de derechos, que consiste en:
- Conocimiento de la normativa de acceso al sistema y del contexto donde ésta se aplica.
- Acompañamiento físico y administrativo: profesionales y agentes de salud acompañan a las personas usuarias a los centros sanitarios, ayudándoles a preparar la documentación y mediando con la administración.
- Documentación sobre los prejuicios, mitos y creencias del colectivo sanitario en materia de diversidad y de VIH.
- Formación y sensibilización del sistema: sesiones formativas para profesionales de la salud para fomentar una práctica clínica libre de estigma, con la mirada puesta en el recambio generacional.
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CONCLUSIONES
- La Medicina Comunitaria por su formación, posición en el sistema y enfoque biopsicosocial, es una disciplina clave para liderar este cambio de modelo y actuar como nodo de conexión entre el sistema sanitario y los recursos comunitarios.
- El acceso a la atención sanitaria es un determinante social crítico cuya garantía es una condición sine qua non para el éxito de cualquier estrategia de prevención y tratamiento del VIH.
- Las barreras actitudinales son tan limitantes como las administrativas y requieren intervenciones específicas de sensibilización y formación dirigidas a los profesionales sanitarios.
- Es esencial conocer la realidad de les profesionales de la salud (formación, ámbito de trabajo, etc.) para llegar mejor a elles y trasladar un mensaje formativo y sensibilizador.
Propuestas de Intervención:
- Formalizar la figura del Agente Comunitario de Salud vinculado a los equipos de Atención Primaria.
- Establecer protocolos de derivación bidireccionales entre centros de salud y entidades comunitarias, garantizando la continuidad asistencial.
- Integrar la formación en DSS, interseccionalidad y competencia cultural en el currículo MIR/EIR de AFyC y en los programas de formación continuada.
En definitiva, la lucha contra el VIH exige trascender el enfoque puramente biomédico y adoptar una mirada comunitaria y estructural. La colaboración sinérgica entre la Atención Familiar y Comunitaria y las entidades sociales es el camino más sólido para reducir las desigualdades y garantizar el derecho a la salud de las poblaciones más vulnerables.
Bibliografía
[1] Ministerio de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes. Orden PJC/798/2024, de 26 de julio, por la que se aprueba y publica el programa formativo de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria, los criterios de evaluación de los especialistas en formación y los requisitos de acreditación de las Unidades Docentes Multiprofesionales de Atención Familiar y Comunitaria. BOE. núm. 183, de 30 de julio de 2024, páginas 97152 a 97210. Disponible en: https://www.boe.es/eli/es/o/2024/07/26/pjc798 ( consulta octubre 2025)
[2] Marmot M. Social determinants of health inequalities. Lancet. 2005 ;365(9464):1099-104.
[3] UNAIDS. Global AIDS Strategy 2021–2026 — End inequalities. End AIDS. Geneva: Joint United Nations Programme on HIV/AIDS; 2021. Disponible en: https://www.unaids.org/sites/default/files/media_asset/global-AIDS-strategy-2021-2026_en.pdf ( consulta octubre 2025)
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