Autores: Fátima Brañas1, Matilde Sánchez-Conde2
1Sección de Geriatría. Hospital Universitario Infanta Leonor. Madrid.
2Servicio de Enfermedades Infecciosas. Hospital Universitario Ramón y Cajal. Madrid
RESUMEN
La población con infección por VIH está envejeciendo. La mitad de las personas que viven con la infección por VIH en el momento actual son personas mayores de 50 años y se estima que en 2030 el 73% de las personas con infección por VIH en el mundo tendrán 50 años o más y cerca del 40% serán mayores de 65 años. Es un hecho que la población con infección por VIH envejece y también que lo hace de forma precoz a pesar de un buen control inmuno-virológico. El abordaje de estos pacientes debe tener en cuenta los procesos asociados al envejecimiento: la comorbilidad, los síndromes geriátricos, la fragilidad. La fragilidad ha demostrado ser un buen predictor de eventos adversos en salud: hospitalización, caídas, discapacidad, disminución de la movilidad y mortalidad a corto y medio plazo. Permite detectar a aquellos pacientes en riesgo de tener un peor estado de salud. La fragilidad tiene una alta prevalencia en la población VIH y permitiría definir estrategias específicas para los pacientes más vulnerables. La realidad de la epidemia VIH/sida ha cambiado. Los profesionales debemos adaptarnos a esta nueva realidad.
ABSTRACT:
The HIV-infected population is aging. Over half of the people infected with HIV are older than fifty years are older than fifty in the United States. In 2030, 73% of people living with HIV are estimated to be fifty years old or older, and close to 40% will be older than 65 years old. HIV population aging is a fact and it is early despite of a good immunovirological response to antirretroviral treatment. The assessement of HIV-infected older adults have to take into account proccesses related to aging: comorbidity, geriatric syndromes, frailty. Frailty has been demonstrated as a good predictor of health adverse events: falls, hospitalization, disability, functional impairment and mortality in the short and long term. It allows to detect those patients at risk of having a worse state of health. Frailty is highly prevalent among HIV-infected older adults. Detecting frailty allows us to design specific strategies in the approach of the most vulnerable patients. HIV/AIDS epidemic has changed. We have to adapt to this new reality.
